viernes, 19 de octubre de 2007

La Saga de Fénix Oscura

Para todos aquellos que no leísteis el artículo sobre La Saga de Fénix Oscura que escribí para Hemeroteca X-Men, aquí os lo dejo.

La saga de Fénix Oscura fue concebida allá por el año 1976 por el patriarca mutante Chris Claremont, y por su inseparable dibujante Dave Cockrum, así como el impresionante John Byrne.

Según su argumento, la saga puede ser divida en dos partes: la que denominaríamos la Saga de Fénix, que alberga desde el número 101 hasta el 108 del primer volumen de X-Men (1976 – 1977); mientras que la Saga de Fénix Oscura va desde el 129 hasta el 138 del mismo volumen, ya en 1980.

Volviendo de una misión del espacio, Jean se ofreció a pilotar la nave de vuelta a la Tierra, a pesar de que sabía que sería expuesta a una letal radiación solar. Confiando en sus poderes telequinéticos, creyó que estos serían capaces de crear un escudo alrededor de ella que la protegiera, pudiendo así pilotar la nave hasta la tierra y salvar a sus amigos, los X-Men, protegidos de la radiación en la zona de carga de la nave.

Durante los treinta minutos del vuelo, la radiación fue demasiado fuerte y la envenenó. Jean comenzó a morir lenta y dolorosamente, como más tarde se nos recordaría en X-Men Forever. En un acto desesperado invocó a la Fuerza Fénix que la había rondado. Fénix se decidió ayudarla con un alto coste, y Jean aceptó porque sabía que era la única forma de salvar a los otros X-Men. El precio que impuso fue apoderarse de su cuerpo, así que lo duplicó y dejó a la verdadera Jean inconsciente en un capullo en la bahía donde aterrizó la nave. Embriagada por la rica experiencia de la vida, la amistad y el amor, Fénix, que no quería dejar de ser Jean, se obligó a ser ella, tanto que creyó que era la verdadera Jean Grey.

Tiempo después, el Círculo interior del Club Fuego Infernal descubrió su gran potencial, y trataron de seducirla hasta ellos por medio de Mente maestra, un mutante capaz de crear ilusiones en la mente de los demás. Estas ilusiones hicieron que Jean creyera que en una vida anterior había sido Lady Grey, la amante de Wyngarde, es decir, el propio Mente Maestra. A través de todos estos engaños, consiguieron convertirla en la Reinan Negra del Club Fuego Infernal.

Éste fue el principio del fin de Jean Grey, la Fuerza Fénix se desató consumiendo a Jean en su interior. Cuando los X-Men llegaron para rescatarla, Cíclope, novio entonces de Jean, se enfrentó a Mente Maestra en el plano psíquico. Cuando el villano lo mató, Jean rompió su lazo con Mente Maestra, despertando de su engaño, y a la vez, rompiendo las barreras que contenían al Fénix más hambriento.

Fue entonces cuando Jean se presentó ante los X-Men, no ya como Fénix, sino como Fénix Oscura.

Los X-Men trataron de detener su amenaza de destruir el universo, aún temerosos, porque lo que tenían delante era el cuerpo de su compañera Jean Grey. Jean se lanzó al espacio más profundo buscando alimento. Allí encontró la estrella D’Bari, en cuyo corazón se internó para absorber toda su fuerza, creando una supernova, secando literalmente el astro, y por consiguiente, aniquilando a todos los planetas que se encontraban a su alrededor, incluidas cinco billones de vidas.

El Imperio Shi’ar tenía entre sus muchas leyendas la del ser Fénix, devorador de mundos que aniquilaba todo aquello que alteraba el orden perfecto del universo. Cuando se cruzaron con ella en mitad del espacio, la atacaron. Jean se defendió, pero el mensaje de su regreso llegó a oídos de la Emperatriz Lilandra, que pronto se puso en contacto con otros imperios intergalácticos, entre ellos los Kree y los Skrull, que se unieron, conscientes de que Fénix podía ser más peligrosa que el devorador de mundos Galactus.

Cansada de vagar por el universo, como añorando algo, regresó a la Tierra, a la casa de sus padres. Allí la esperaban los X-Men. El Profesor Xavier, su mentor, intentó reconducir la mente de Jean, creando barreras para controlar al Fénix que bullía en ella, y que fuera la propia Jean quien controlara a la bestia.

Xavier lo consiguió, y Jean se reunió con los suyos, pero en ese momento fueron abducidos por el Imperio Shia’r, que querían matar a Fénix por su incipiente genocidio. Pidiendo una oportunidad se ofreció un duelo: los X-Men contra la Guardia Imperial Shi’ar, liderados por Gladiador. Si los X-Men ganaban los dejarían marchar, si perdían, los Shi’ar decidirían la suerte de Jean Grey.

La batalla tuvo lugar en la cara oculta de la Luna, en la Zona Azul. Todo el equipo X-Men cayó a manos de la Guardia, quedando sólo en pie Jean y Cíclope, que se refugiaron unos segundos para tomar ánimos uno del otro y salir a luchar.

Cíclope fue herido y cayó, esto desató la ira y el pánico de Jean, que destrozó las barreras creadas por Xavier en su mente. Lilandra, viendo esto, ordenó el Plan Omega, que consistía en destruir el Sistema Solar entero para acabar así con Fénix. Los X-men lucharon contra Fénix, para reducirla y que Lilandra no tuviera que tomar tan drástica medida.

Jean retomaba el control por segundos, y consciente de lo que estaba haciendo se apuntó a si misma con el arma Kree, y tras despedirse de su amor Cíclope, la hija de la luz y la oscuridad murió.

Uatu, el Vigilante, pronunció entonces unas de las palabras más hermosas que se recuerdan en la historia de los comics: “Jean Grey pudo convertirse en un dios, pero para ella era más importante morir siendo humana”.

En un principio, Claremont y Byrne pensaron que un buen fin para esta saga sería desposeer a Jean de sus poderes por parte de Lilandra, lo que permitiría que la chica siguiera saliendo en los comics. Pero Jim Shooter, el jefe editor, consideró que era un fin desproporcionado a la magnitud de la saga, y que Fénix debía pagar por sus crímenes como genocida. Claremont y Byrne consiguieron esquivar este fin tan tajante y castigador, en el que Jean era matada por sus asesinatos, haciendo que la joven se suicidase, por lo cual eximían a Jean de toda culpa y conseguían que muriese siendo lo que era: una heroína.

El fin original del número 137 de Patrulla-X fue escrito y editado bajo el nombre de Phoenix: The Untold Story.

Tiempo después, Kurt Busiek, propondría la resurrección de Jean Grey. Esta se concibió, añadiendo que en realidad, Jean Grey no era la que había muerto en la luna, sino una copia de ella que Fénix había creado, encontrándose el verdadero cuerpo en un capullo sumergido en la Bahía de Jamaica en animación suspendida.

En el año 1982, Marvel Comics lanzó un número especial junto a DC Comics, en los que los X-Men y los Nuevos Titanes eran los protagonistas. En él, el villano Darkseid resucitaba a Fénix Oscura, aunque al final, ésta volvía a sacrificarse para acabar con Darkseid.

En 1983, se introduce a los X-Men un nuevo personaje, Madelyne Pryor, una mujer que sobrevivió a un accidente de avión el mismo día que Jean Grey murió en la luna. Madelyne, que era la viva imagen de Jean, conoció a Cíclope, y éste, recordando a su difunto amor, se casó con ella. Ese mismo año, Roger Stern, escritor de Marvel, hablaba con Kurt Busiek, y le comentó que a Shooter no le convencía ninguna de las ideas que se proponían para traer de vuelta a Jean Grey. Fue así como Busiek le comentó su idea. Tiempo después, Stern se la contó a John Byrne, que por aquel entonces era el encargado de Los Cuatro Fantásticos.

En 1985 se estrenó una nueva serie mutante llamada X-Factor, que reuniría al equipo original, Byrne propuso la idea de Busiek de recuperar a Jean Grey, y Shooter aceptó.

Fue así como el capullo que contenía el cuerpo de Jean Grey fue encontrado en Fastantic Four #286, para volver a la vida y unirse a X-Factor.

Tiempo después descubriríamos, tras abandonarla Cíclope, que Madelyne Pryor era un clon de Jean, creada por Mr. Siniestro, y la saga en la que se relataba el caos desatado sobre la tierra se llamó Inferno, pero esa es otra historia.

A partir de entonces, Jean pasó algunos de los mejores momentos de su vida, tuvo la sensación de ser por fin madre, cuando cuidó, hasta su partida al futuro, a Cable, hijo de su propio clon y Cíclope. Se casó con este, y conoció a su venidera hija, Rachel.

Pero esta etapa tampoco estuvo exenta de desgracias y sobresaltos, con la saga de Onslaugh, y la posterior saga de Las Eras de Apocalipsis. Jean perdería en esta última a Cíclope, pero su posterior regreso, y sobretodo el cambio en la actitud de él, así como su "affair" con Emma Frost, hicieron que en Jean comenzara a despertarse ese instinto predador de Fénix.

Moriría, sí, al final de la etapa de Morrison en Nuevos X-Men, pero su símbolo de ave de fuego reaparece constantemente sobre el cielo de la Mansión-X y en nuestro recuerdo como lo que fue, posiblemente la superheroina más importante de la historia del Universo Marvel.

El Universo Ulimate tampoco ha eludido esta cita con la historia y de nuevo ha vuelto a poner de manifiesto la presencia del ser llamado Fénix. Llevado a una estética y concepción más realista, volvemos a ver cómo la joven Jean Grey lucha por controlar sus incipientes poderes y al poderoso ser que trata de apoderarse de ella. Además, esta vez, se le añaden unos duendecillos imaginarios que denotan la locura a la que se aferra Jean.
Los demás medios no han dudado a la hora de plasmar la Saga de Fénix Oscura allá donde Jean apareciera. Sin ir más lejos en los dibujos animados de los años 90, tan basados en la estética que Jim Lee cultivará en el comic, donde nos encontramos la historia de Fénix contada de una manera un tanto edulcorada, por la edad de los telespectadores se entiende. Más o menos ocurre lo mismo en X-Men Evolution, donde sólo podemos ver la silueta de Fénix en el último capítulo de la cancelada serie, cuando Charles Xavier echa una ojeada al futuro.

Mientras, las películas han plasmado, o al menos lo han intentado, de una forma más real todo lo que en cuanto a Jean se refiere. Mientras que X1 no es más que un personaje secundario que a primera vista sólo sirve para alimentar la tensión entre un triángulo amoroso, en X2 ya capta la atención necesaria, mostrando sus latentes poderes, y haciendo de nuevo lo que es más típico en ella, salvar a los suyos. En una escena final en la que, rememorando la trayectoria de la lanzadera especial que conducía, salva el X-Jet y se sepulta bajo el agua de la presa del lago Alkali. A muchos nos estremeció esto, pero fue tal el alivio de ver la silueta de un pájaro dorado sobre las aguas de la laguna que esperamos con paciencia casi tres años una nueva entrega de la saga peliculera.

No es que X3 defraudara, es que se empeñó en seguir un camino equivocado. Claro que vimos a un Fénix poderoso, increíble la escena de la casa de Jean, pero aún así vimos más a un Fénix destructivo que a un Fénix hambriento. Me pareció acertada, y hablo a título personal, la explicación de la procedencia de Fénix, y a pesar de todo no termina de satisfacer. Y es que trataron de contar demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. Otro desatino fue desde luego el quitarse de en medio a Cíclope en el primer cuarto de hora, cuando se supone que es la persona que debía haber estado al lado de ella en el momento final. Pero bueno, como esto no es una crítica a X-Men 3, sino un recuerdo a la magnífica Saga de Fénix Oscura concluyamos aquí.

Afortunadamente, a pesar de que esta muerta, podemos gozar de ella a través de la que es su vivo retrato, su hija Rachel, que parece empezar a aceptar que comparte el mismo destino de su madre desde el momento en el que fueron tocadas por Fénix.

0 Comentarios:

Template by:

Free Blog Templates